No entiendo los stories. Algunos sí, lo reconozco, pero otros se me escapan. No entiendo los discursos eternos, los bailecitos de cabeza, ni los playbacks en discotecas. No entiendo la necesidad de grabarse andando por la calle, moviendo la melena o viajando en taxi. No entiendo las panorámicas de reuniones de amigos, de cenas en comandita y excursiones a la montaña. Tampoco es que vea muchas excursiones, la verdad. No entiendo los directos ni los diarios locutados durante varios minutos. No entiendo los vídeos recién despertado. No entiendo los boomerangs en el espejo, ni las dominadas, ni el ‘gym para mí solito’. No entiendo la obsesión con la comida, ni con los gatetes. Bueno, lo de los gatetes sí lo entiendo. No entiendo qué coño hago yo perdiendo el tiempo. No entiendo el egocentrismo desmesurado a que nos empujan las redes sociales. Y lo digo yo, aquí, hablando de mí, en un blog que se llama como yo. No me entiendo ni a mí.
—
En la imagen, Charlie by Matthew Zink 2017 Spring collection.
Ja, ja, ja!!! (se te pasaron los ‘emoticones’ y las risitas al estilo “jajajaja!”, “jeje!”, jiji!”, “jjjj!”, “kkkk” xoxo!…). A mi me pasa lo mismo. Lo cual significa que te entiendo. Es decir que mientras entendamos algo o a alguien somos “entendidos”. ¡Y ese es el mayor privilegio que nos dió la vida! Just relax, bro!