Encontrar sex symbols es lo más sencillo del mundo. Están en la parada del bus, haciendo cola en la ventanilla de correos, en la panadería esa que venden la barra a 30 céntimos, e incluso en un tren de cercanías, el lugar con más gente fea por metro cuadrado. Son hombres corrientes que sufren las rutinas diarias, que saben que gustan pero no terminan de creérselo, que se sonrojan cuando alguien les dice que deberían ser modelos, que atesoran centenares de fans en instagram y que, de vez en cuando, protagonizan sesiones como ésta de Valero Rioja para Rocket Magazine. Hombres que pueden estar en su tienda favorita, aconsejándoles sobre las mejores ofertas en portátiles, plegando ropa, presentando una demanda en el juzgado o cubriendo un partido de uno de esos deportes que no interesan a nadie. Hombres que tapan sus encantos debajo de mucha ropa y consiguen, aún así, evidenciar su capacidad sexual. Hombres que alegran una tarde lunes. Hombres como Sergio Contreras, al que no tengo el placer de conocer, pero que seguro que es tan estupendo por dentro como por fuera. Y eso que por fuera…
Y que a veces el sex appeal, incluso, está en aquellos que piensan que no lo tienen. Eso, aún les hace mucho más atractivos.
Yo también quedé estupefacto el otro día, qué suerte algunos fotógrafos…
Me flipa pero me quedo con su colega David