Quítenle el polvo a sus mancuernas, sáquenle lustre a las zapatillas de deporte, tonifiquen sus músculos, embadúrnense el cuerpo de crema reparadora, háganse unos retoques en la cara, infíltrense vitaminas, prueben los hilos de oro, aplíquense la mascarilla capilar, las rodajas de pepino en los ojos y rásquense el bolsillo para el blanqueamiento dental. Empieza la operación invierno en el blog confuso. Ustedes pensarán que no hace falta, que con el frío -si es que en algún momento va a hacer frío de verdad- todo se disimula. Las ventajas de la ropa de abrigo, pensarán, pero están equivocados. En verano, lo que se ve es lo que hay, no hay lugar para trucos o camuflajes, o al menos, no demasiado, pero en invierno las sorpresas están a la vuelta de la esquina. Piensen que debajo de toda esa ropa hay un cuerpo. Cuídenlo, ámenlo, disfrútenlo. Es un consejo que les doy desde del patetismo que otorga un resfriado. Sean curiosos y pulcros, arreglen sin recortar, exfolien, hidraten y coman verduras. Sus amantes se lo agradecerán, y ustedes mismos también.