Le pidió que no marchara, que no la dejara, que haría todo lo que le pedía, que iba a cambiar, que esta vez era verdad, que iba a cambiar y él lo iba a ver, le dijo que soltara la maleta, que no todo había terminado, que se moriría si cruzaba la puerta, que no lo iba a soportar, que la encontrarían inconsciente en el suelo, rodeada de un charco de sangre y que todo sería culpa suya, que su muerte le perseguiría durante años, que nunca encontraría a nadie como ella, que estaba dispuesta a todo, a morir, a matar, a todo, que no podía dejarla así, que lo había dado todo por él y ahora no podía dejarla así, que habían sido felices, que seguían siendo felices, que aquello solo había sido un bache, un error, imperdonable pero un error, que estaba avergonzaba, que desearía borrar el pasado, arrancarse a tiras la humillación que le había provocado, pero que no podía hacerlo, le dijo que siempre iba a estar allí para él, que podía hacer con ella lo que quisiera, que ya no tenía dignidad, que seguramente nunca la había tenido y seguramente nunca la tendría, que las cosas habían salido sin querer, que él la había mirado y ella no había podido resistirse, que era una venganza, que le ardían las entrañas, que necesitaba sacarlo todo, que se arrepentía, que no podía soportar su desprecio, que lo habían hecho allí mismo, en el suelo, como perros, como animales y que le había gustado, que había disfrutado, que había gritado su nombre, que había sentido su odio y le había provocado más placer, que solo pretendía herirle pero no de muerte, que solo había querido destrozarle la vida pero no para siempre, que ahora era ella la que estaba destrozada, que ahora era su vida la que estaba muerta, que no podía irse así, que no podía dejarla allí, que esta vez iba a cambiar y que, por favor, no se marchara, que se moriría si lo hacía, que ya estaba muerta, que ya casi lo estaba…
Guau, leído rápido, sin respirar.
María Cañal B. o http://www.mystoriesproject.blogspot.com