Saben perfectamente, incluso sin que yo se lo recuerde, que no hay nada más efectivo para conseguir la colaboración masiva que ponerse intenso (o intensa, como ustedes vean). Y si lo que piden es un nutrido grupo de actores dispuestos a dejarse fotografiar desnudos, debe tratarse de un discurso meditado, convincente y, sobre todo, intenso. Eso es lo que imagino que César Saldivar les explicó a los hombres que puede observar arriba antes de ponerse a fotografiar (si googlean encontrarán mucho más, que esto es solo una selección). Hablen de arte, de blanco y negro, de carga emotiva, de utilizar el cuerpo como un instrumento para expresar sentimientos y son suyos. No falla.
Pero si pensaban que con esto iba a terminar el monográfico dedicado al hombre español, están muy equivocados. Mientras investigo y estructuro mi mente para afrontar próximos retos, les dejo con tres descartes del post anterior (no sé si debería llamarles spin-offs, aunque no lo sean) y un descuido:
Ahora, queridos lectores, descansen un poco, despejen su mente, cambien de tema y disfruten de los devotos días de Semana Santa.
Por fin hombres con vello púbico! ya casi ni se ven así…