Un tanto aturdido, pude comprobar que habían pasado un par de horas desde mi primer desmayo. Y sí, llevaba la ropa llena de tierra, justo del mismo color que la del parque donde me encontraba. Y mi libro de la Dra. Smith parecía haber sido pisoteado por algún tipo de animal, que había aprovechado también para mordisquear la cubierta. Y me dolía tremendamente el coxis y el omóplato derecho… Pero un minúsculo tanga blanco me indicaba que nada de eso había sido un sueño y que, efectivamente, ¡tenía una misión de los Dioses por cumplir!
Día tres en LOVE HURTS, el serial más confuso.