Podrá ser otoño ahí fuera, podrá llover, podrá soplar el viento, podrán secarse las hojas, podrá volverse todo gris, podrá instalarse un repugnante olor a rutina, pero mi corazón sigue sudando, ardiente, excitado, bailando en un mar de feromonas, emocionado y ansioso, dispuesto a afrontar el cambio de estación, que, por otra parte, me ha revolucionado en cuerpo y alma, pero sobre todo en cuerpo. Supongo que algo parecido a lo que la gente debe sentir en primavera… ¿Existirá un nombre científico para este estado de ánimo? ¿tendré que acuñar un nuevo término? ¿deberé ser yo el encargado? En realidad, no sé si me veo capacitado para asumir tanta responsabilidad, ayúdenme.