Hago un pequeño lapso en este empeño que me ha poseído de convertir el verano de 2012 en un derroche de escritura, y confío que de lectura también. Una tarea un tanto suicida en la época del click fácil, de la imagen fugaz, del twit ingenioso… soy consciente. Por eso, ha llegado el momento de sacar la artillería pesada. Y es que, ¿quién puede resistirse a Florian Bourdila?