Como cada día, el fin de la refrescante brisa nocturna me indica que deben quedar unos veinticinco minutos para salir de la cama. Me esfuerzo en mantenerme despierto, intentando no volver a caer en uno de esos sueños pesados, provocados por una mezcla de sopor y hastío, muy propios de las épocas calurosas. Destino los últimos minutos de descanso a dar vueltas, explorando nuevos horizontes, descubriendo terrenos vírgenes e infinitamente más fríos, procurando no lesionar la tremenda erección que, también como cada día, me acompaña. Chasqueo los dedos y se encienden las luces. Me levanto con firmeza, lanzo bien lejos el ligero pijama, me dirijo a la cocina, le deseo unos buenos días a Dexter y entonces… entonces, me doy cuenta.
Un tanto asustado, me enfundo en unos vaqueros, saco a Raquel Welch del armario y me dispongo a aprovechar al máximo el primer día de nuestro último verano… Y espero que todos hagan lo mismo.
Con una buena & casi congelada birra en la mano, te espero para brindar juntos por el primer día de nuestro último verano