Permanecer en la misma habitación, ajenos a la evolución del mundo exterior, inmiscuidos en tareas rutinarias, escuchando de fondo cómo canta Julien Doré y disfrutando de la tranquilidad que otorga haber vencido la necesidad de cubrir todo silencio. Ay, la convivencia…
He llegado a esta página de manera semi-casual (ya decía Wilhelm Dilthey que la vida es una extraña mezcla de destino, azar y carácter). Me ha gustado y me quedo una temporada, con el permiso de la propiedad-autoridad competente.
Quédese, quédese!