Sí, puedo entender el odio, o manía para no ser tan tajante, que despierta Terry Richardson en cada una de sus apariciones, que son múltiples y diversas, y tal vez radique ahí gran parte del problema. Puedo entender que tantas gafas y tantos pulgares en alza pueden llegar a saturar. Que nos conocemos de memoria toda su anatomía (cuando secretamente deseamos que muchos otros sigan su ejemplo). Que tanta amistad con Jared Leto no puede llevar a nada bueno. Que las fotografía de Chloë Sevigny travestida de Richardson para Candy dan más grima que otra cosa. ¡Vale, lo entiendo! Pero, con todo esto, ¿alguien puede no ser fan?.
Una vez pase el brutal enamoramiento que sufro con estas fotos de Lindsay Lohan puede que deje de ver las cosas con tanto optimismo, pero por el momento, ¡déjenme disfrutar! Ay, quién tuviera una melena tan larga y rubia…
me encantan estas fotos. menuda jaca la Lindsey