Al final parece que los mayas tenían razón y el mundo, tal como lo conocemos en este momento, va a terminar. No me refiero únicamente a esta huida hacia delante, sin frenos y bien rápido, que todos sabemos donde va a terminar, ni a esta situación de creciente alarmismo. No, no, el olor a fin del mundo va más allá. Como cobaya virtual que vive encerrada en esta superficie plana y brillante, estoy muy preocupado por el universo cibernético, pero que nadie se confunda.
No estamos hablando de descargas ni de accesos gratuitos al trabajo de otras personas, sean o no virtuales (pues, aunque no lo crean, hay gente que vive más allá de la pantalla). No, queridos lectores, aquí, como en todo en la vida, nos enfretamos a un problema de límites. No justifiquemos cualquier acción con la bandera de la piratería, no ignoremos que la sociedad ha cambiado y que así deben hacerlo también las formas de poner control y, sobre todo, no nos dejemos engañar por movimientos políticos destinados a epatar allá donde una señal wifi les lleve. No, amados visitantes, que el caso megaupload y sus constantes debates no nos nublen la vista y nos impidan ver lo que está pasando…
Y… bueno, mejor no digo nada más, tengo mucho que empaquetar y muchos documentos que destruir antes de que llegue el FBI. Salgan de puntillas y tápense la cara con pintura negra, nos están esperando.
En la foto John Kennedy Jr., John-John, que no tiene nada que ver con el contenido, pero era tan guapo…
¿y que tal si dejamos que los del FBI nos detengan y nos entretengan…?
Yo, si construyen una cárcel especial para bloggers, igual me apunto. ¿Compartimos celda Calamarin?.