Un, dos, tres… Un, dos tres… Un, dos, tres… A este ritmo nunca conseguiré ponerme en forma. Tras una semana de esfuerzos intensos y ejercicio constante, en busca de ese tono hercúleo, esos músculos de hierro, ese cuerpo esculpido por los Dioses, me rindo. Con el rabo entre las piernas, vuelvo a mi pequeño mundo confuso, dispuesto a entregarme a todos los placeres y disfrutar actualizando.
Por cierto, ¿me han echado de menos?
mucho, no nos dejes tanto tiempo solitos…