¿Era aquél un buen momento para presenciar un crimen?. ¿No había otra forma menos compleja de volver a la realidad?. ¿Por que todo siempre tenía que manifestarse de formas tan tremendas a su alrededor?. Empezaba ya a estar un poco cansado de tanto drama, sobre todo cuando no era ni el causante ni el protagonista. Aún así sintió algo de vergüenza al seguir pensando en sus propios problemas mientras alguien moría lentamente en el callejón cercano a su edificio. ¿Por que tendría que haberse asomado a la ventana justo en ese momento?. ¡Con lo tranquilo que se presentaba el día!. Descolgó el teléfono para llamar a la policía pero solo consiguió una señal entrecortada, ¿habrían mordido las ratas de nuevo los cables?. De un salto recogió los pantalones del suelo, se adecentó y salió al rellano a buscar ayuda. Aporreó la puerta de seis apartamentos consecutivos sin obtener respuesta. ¿Por que cuando se les necesita no hay nadie en casa y por las noches no paran de armar ruido?. Los nervios estaban a punto de estallarle. Empezó a notar un dolor profundo en las sienes, acompañado de un principio de taquicardia. Debía relajarse, debía relajarse… Nunca había afrontado bien las situaciones de crisis, no sabía reaccionar ante el peligro, ni controlar sus emociones ni, desde luego, pensar de forma racional. Dios, ¿y ahora qué?. Un sudor frío le recorrió el cuerpo, dejando todo la ropa empapada. Como pudo se acercó a la escalera, ¡una vida dependía de su esfuerzo y tenía que salvarla!. Conteniendo la respiración, se abalanzó hacia el piso de abajo, aferrándose al pasamanos con todas sus fuerzas, hasta que un fundido a negro acabó con su aventura…