Ni esto es un blog de tendencias ni yo soy Eugenia de la Torriente, pero hay cosas que no puedo dejar pasar. Anda el mundo virtual un tanto revolucionado con el lanzamiento de la última campaña de Lanvin, aunque no se asusten, todos sabemos que las revoluciones virtuales suelen durar un máximo de 36 horas (48 si estamos en agosto). Para la ocasión Steven Meisel ha puesto a bailar a unos chicos y chicas muy guapos, elegantemente vestidos, en un entorno isabelino, de grandes alfombrar y sillones Luis XV, mientras de fondo suena un buen reggaeton. Pero esto, ¿a alguien le sorprende?.
Yo, ávido consumidor de televisión y estudioso de la generación MYHYV (coetánea de la generación Post-windsor pero más ciclada y con pendientes más grandes), entiendo que es lógico, incluso hasta rutinario, que aparezca Pitbul cantando en esta campaña. Cuando la conversación «¿Te gusta bailar?. Sí, me gusta. Pues a ver perrea un poco» se ha convertido en un clásico, ya va siendo hora que todos abracemos esta nueva religión, aunque practiquemos nuestra fe en la más estricta intimidad… Así que, queridos hermanos, únamos nuestras manos y entonemos el cántico que nos llevará al reino de los cielos: oye papi, vuelveme loca, aráñame la espalda y muérdeme la boca. Amen.
* Y a mi que todo esto me recuerda a esto.
Ellas me encantan, ellos nada, no sé si esto me hace más hetero que gay o al contrario, más gay que nunca.
Yo creo que lo segundo. Aunque a mi me pasa exactamente lo mismo!
os rapazes parecem vestidos em uma versão gay mórmon.
Yo, si lo firma Steven Meisel, la cosa va a misa.