Pasan los días y en mi cabeza sigue sonando el Back to Black mientras me acuerdo mucho de Amy. Pienso en su altísimo moño y en el hábil manejo del perfilador, en los tatuajes que ella misma censuraba, en sus pequeños bailes y en esa voz que conseguía que todo pareciera tremendamente sencillo. Ay, Amy… Menos mal que siempre nos quedarán sesiones como la de Heidi Slimane.
En algún sitio he escuchado que Amy dijo, que cuanto más insegura se encontraba, más alto hacia su moño… sea verdad o mentira, esta declaración me parece fantástica.