Descubrir fotografías nuevas de mis estrellas favoritas produce en mi un placer comparable a engrosar mi larga lista de libros fetiche, adquirir esa chaqueta de pinchos que tanto buscaba, pasear desnudo con el viento a favor o ver que, por fin, me he puesto algo moreno. Instantes fugaces de felicidad casi sexual.
Siempre he querido presentarme como historiador y coleccionista. Organizar visitas guiadas por mi casa, repleta de tesoros ocultos, manuscritos inimaginables y cientos de fotografías recopiladas en peligrosos viajes. Tener una entrada propia en la wikipedia y una habitación llena de polaroids auténticas de Warhol. Comisariar exposiciones con los modelitos de Barbarella, las invitaciones de boda de Liz Taylor o el vestuario de todos los villanos de Marvel. Escribir libros dedicados a las rubias de Hollywood y tener tarjeta de visita.
Confuso, historiador pop.