Allá en el 92 sonaban sin parar aquellas Historias de amor, himno terrorífico únicamente comprensible por los adolescentes crecidos en los noventa. El joven Confuso, por aquella época, desde luego no sabía nada de amor, ni de desamor, ni de sexo ni de nada. Aún debían quedarle un par de años para empezar a experimentar los placeres de la masculinidad.
Y entonces llegó el cine, y Marilyn, y Paul Newman, y Elizabeth Taylor, y Rock Hudson, y Veronica Lake, y Betty Grable, y Steve McQueen, y las heroinas de ciencia ficción, y los gladiadores, y los pijamas de Doris Day, y todo empezó a coger forma… Ay, el amor.
El amor es la luz que ahuyenta la oscuridad.