Hay momentos en la vida donde cierro los ojos y se me aparece France Gall. No es algo continuo ni homogéneo, a veces adopta la forma de Marie Laforêt o de Françoise Hardy, pero enseguida la reconozco. Entonces se le escapa una risa entre dientes, como de adolescente de los setenta, le llamo trasto y nos sentamos a charlar un rato. Hablamos del presente y del futuro, de Gainsbourg, de la broma de Les sucettes, de sus incursiones alemanas, de las tentadoras ofertas cinematográficas, de su vida actual… Me ilustra con precisos consejos, me canta alguna que otra canción y yo me declaro fan hasta la muerte.
Yo tambien sueño con ella.
La descubrí (visualmente) al ver un video de una presentacion del grupo Pop Psicodélico ingles Kaleidoscope en un programa de tv francés y quedé absolutamente enbobado con el rostro, el pelo, la sonrisa y los gestos de una bella y tierna francesita que estaba sentada cerca de la banda, corre el video y se ve a Gainsbourg por ahi sentado fuemando como siempre al lado de un piano.
Muchos diran talvez q es una fascinación por el look de belleza retro perfecto de Gall, pero al escuchar su repertorio desde sus tiernos 16 años hasta el “Concert Privé” del 96 uno queda boquiabierto por lo bueno y agradable de su material (incluido muchos de su epoca alemana q Berger tontamente despreciaba).
France Gall se merece ser mas reconocida mundialmente y un buen homenaje.