Aunque resulta una obviedad, mi impresión de los ejemplares masculinos que me cruzo por la calle no tiene nada que ver con la magnífica cantera de modelos que hemos exportado durante los últimos años. Si nombres como Jon, Andrés y Oriol copan portadas y campañas, ¿por qué ésto no se refleja en la vida cotidiana?. ¿Por qué parece, cada vez más, que estemos inmersos en el plató de Hombre y Mujeres y Viceversa?. Y lo peor de todo, ¿por qué tiene todo un toque tan fascinante?.