True Blood tiene muchas virtudes, igual tantas como defectos, y es este equilibrio lo que la convierte en una serie de culto. Sí, sí, mainstream de culto! Poco a poco hemos visto como detrás del fenómeno vampírico se esconde toda una serie de alegorías y metáforas muy acertadas y que no seré yo quien descubra, que para algo hay gente más preparada!
Colmillos, lobos, ojos negros, sangre falsa, la liga vampírica, reyes, reinas, sheriffs, sectas, transformaciones y sexo, todo un universo de conflictos que giran alrededor de Sookie Stackhouse, una Anna Paquin tan extraña que termina siendo tremendamente entrañable.
Muchos son mis personajes favoritos, pero en esta temporada dos mujeres han conquistado mi corazón. La despiadada Pam (Kristin Bauer) y la maravillosa Jessica (Deborah Ann Wall). Y es que esta pelirroja va a dar mucho que hablar.
Anna Paquin precisamente fue la culpable de que no me enganchase a esta serie…
Pam, Pam, Pam forever , que pasa sin inmutarse del dos piezas de tweed verde cual vendedora de Avon a vestirse entera de cuero putón, me encanta 🙂